Tuesday, August 26, 2014

Adicción a la comida, cómo salvarla

Os hablé al principio de que los humanos (algunos gorditos) estamos enganchados a la comida.

Para otros humanos, y conozco algún caso, la comida es un trámite fastidioso para subsistir. Incluso hay algunos que sienten odio hacia la comida.

El caso es que poner mucha atención en la comida viene del aburrimiento, de pasarme muchas horas sentado delante de una tarea engorrosa y aburrida y se usa la comida como premio, kitkat o lo que sea que alegre el día.

Pensad cuándo coméis más compulsivamente, os daré ejemplos:

- Llegas a casa agotado/a de un duro día de trabajo. No tienes ni ganas de hacer la cena, buscas poner la mente en blanco.
Te sientas como un zombie frente a la tele y, oohh... Una bolsa de patatas fritas, palomitas, fuet, galletas de chocolate... Y no paras hasta que te lo acabas todo.

- Vas a una reunión de trabajo que es un muerto auténtico pero te ponen cosas de picar. ¿Te paras a hablar con alguien de lo divertido que es el nuevo prototipo de gamusinos automatizados? Noooo.... Te atracas de canapés y de cervecitas, fijo, fijo, fijo...

- Tienes unos niños que te sacan de quicio (no es mi caso, no tengo hijos todavía). Te han hecho mil trastadas. Por fin los acuestas y dices, caramba, me he ganado un premio. Te pones un vinito y una cervecita. Dices, ¿algo para acompañar a esta cervecita? Y no te pones unas varitas de crudités de apio y zanahoria con salsa de yogurt, no, te pones una lata de aceitunas con anchoa y unas rodajitas de longaniza.

- Has discutido con tu jefe/marido/suegra/vecino. Te vas al bar a tomar algo. Pero con la cerveza te ponen una tapa. No has cenado del disgusto, pero ea, con la montaña de kikos y la media ración de rusa parece que el disgusto va menguando.


La mayoría de los que comemos compulsivamente (sí, yo también me incluyo) es porque padecemos estrés y ansiedad.

De hecho, desde que aprobé la oposición no he vuelto a comer compulsivamente. Sí que he festejado y algún día he comido más de la cuenta pero no compulsivamente, vamos a entendernos.

Nadie confiesa: "Sí, soy bulímico/a" porque todo el mundo lo asocia a vomitonas de gorditas que viven con veinte gatos y no se depilan el bigote. Pero no, muchos de los que tenemos kilos de más tenemos alguna tendencia a la bulimia.

¿Mi consejo? Si puedes, rompe con lo que te genera ansiedad. Si no puedes romper, al menos no tengas comida prohibida en casa y vete a vivir lo más lejos posible de los restaurantes de comida rápida, máquinas de picoteos, etc. Si eso no te detiene, no sé, léete la historia con fotos del pobre desdichado que falleció hace poco pesando más de cuatrocientos kilos porque le dio un infarto y no pudieron llevarlo al hospital porque no tenían grúas para transportarlo disponibles en ese momento. Si esa historia no te hace saltar las alarmas yo ya no sé qué más aconsejarte, igual con el Prózac pero personalmente, entre eso y el tequila, prefiero lo segundo, tiene menos química. Y no se trata de cambiar un vicio por otro.

Porque, ¿habéis visto lo delgaditos que suelen estar los que fuman? ¿Es que el tabaco los consume? No, es que si fuman no comen compulsivamente. Pero cualquier vicio es insano para la salud, incluso la ludopatía que parece que sólo es insano para el cerebro y la economía familiar, al final puede dar con tus huesos en un vertedero de Loeches por una paliza de una mafia del Este. No digo más...

Así que yo os aconsejo: Haz el amor y deja el fuet tranquilo en su sitio, para la familia esa compulsiva del picoteo. Y de paso, no veas la tele que te incita a comer de esa manera obsesiva, mejor escucha a Mózart que es más relajante. Ah, y practica deportes orientales. Las asanas de yoga son muy adecuadas para vencer obsesiones. Eso y la acupuntura.

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