Thursday, November 26, 2015

El hombre propone, Dios dispone y luego llega el demonio y todo lo descompone

Septiembre pasó bien en términos de dieta, a pesar de que me operaron del útero. En octubre me tuvieron que volver a hurgar el útero y ahí ya me empecé a resentir.

Pero voy a confesar que fue más el volver al estrés de la vida normal tras el paréntesis vacacional. El quedarme a comer en el trabajo, asistir a reuniones profesionales por la tarde, etc. Y ya noviembre con un montón de imprevistos y el tema médico complicado por una avalancha de medicación ha sido una debacle y no sólo no he perdido peso sino que he cogido algo desde mediados de octubre para acá.

Estoy deseando poder volver a la rutina de comidas sanas y ejercicio, pero para ambas cosas hace falta tiempo. Aún así, y aunque me sienta como Sísifo, siempre es mejor tejer y destejer que sólo engordar como cerdo para San Martín.

Recientemente acompañé a mi marido al endocrino. El pobre también es de constitución botijo y en cuanto no está a dieta y se fustiga en el gims, engorda con mucha facilidad.

Pues bien, el endocrino este muy famoso, apenas dedicó cinco minutos a mi ficha, y ya me estaba vendiendo unos batidos de dieta. No sé cómo no le monté un buen pollo.

Advierto desde aquí que esos métodos pueden ser efectivos durante un tiempo y para casos extremos, pero para los que nos sobran unos pocos kilos (pongamos diez como mucho) y sobre todo para las mujeres no sólo no funcionan bien, sino que desestabilizan el sistema hormonal y ponen en riesgo la fertilidad.

Así que chicas, como dije hace tiempo, pico y pala, no queda otra. A ver si antes de Navidades puedo hacer una minicura de desintoxicación. Si no, para enero, pero igual ya vuelvo a invitro si se arregla bien mi útero.

No comments:

Post a Comment