Estoy viendo que no he publicado nada desde hace año!!!
Resumo: Di a luz con 79 kilos, perdí 8 kilos a las pocas semanas, pero el estrés, los cólicos de la peque, noches sin dormir y estar en casa encerrada varios meses sin saber si era de noche o de día me hizo caer en la comida rápida (es que no no tenía tiempo ni de ducharme a veces!!!) y volví a los 79 en Navidades.
Pero por suerte la niña empezó la guarde en febrero, yo volví al trabajo y poco a poco volví a hacer comidas más normales y sanas y he perdido desde entonces 14 kilos !!!!
Vale, os confieso que fue a la endocrina y a una nutricionista, que no voy a publicitar, además el secreto no ha estado ni en una ni en otra, sino en poder llevar hábitos sanos (más sanos por lo menos), en el trajín del trabajo y la peque, que aunque no puedo ir al gimnasio me paso todo el día corriendo de un lado a otro y empujando carro a la carrera.
Ahora estoy en 65 y pico, y ya he alcanzado mi IMC 25. Podría parar y estabilizarme, pero sigo pensando en perder algo más de peso y volver a mi adorada talla 38 de hace diez años, antes de empezar a buscar bebé y empezar los chutes de hormonas, y bueno, mi antiguo trabajo de consultora y los malos hábitos alimenticios.
Lecciones aprendidas que os pueden servir para las mamis en recuperación postparto:
1.- Los diuréticos. Es preciso soltar mucha agua retenida. Espárragos, espinacas, piña, etc. Evitar el café, el jamón serrano, las anchoas, el queso fuerte, el alcohol... Todo lo que retiene líquidos vaya.
2.- La fibra. Es super super importante ir bien al baño. El salvado de avena es mano de santo pero mejor las espinacas y las judías verdes, mis aliados en esta cruzada. La fruta también vale pero personalmente para el comienzo de la dieta, cuanta menos fruta mejor, y si se come fruta que sea tipo manzana o pera, o piña, poco más.
3.- Las infusiones. Infusiones digestivas a gogó, infusiones diuréticas (más de dos meses no por el efecto rebote, pero al principio son fundamentales).
4.- Mejorar la circulación de la sangre. Extractos de vid roja, cápsulas de arándano rojo (que además son depurativos), y bueno, alguna copita de vino blanco pero muuuuuuuy de vez en cuando.
5.- Archiprohibidos los refrescos con gas, aunque vayan edulcorados. Olvidaos de la coca cola zero, la casera edulcorada esa, etc. Agua y más agua mineral.
6.- Cuidado con los hidratos tipo almidón, al principio suben mucho el Indice Glucémico, mejor reintroducirlos cuando ya hayáis bajado mucho. O sea que por varios meses me olvidé de las patatas, el arroz y la pasta. Ahora como un poquitín de pan porque compensa lo que aporta y porque tengo mal la vesícula (la tenía mal de antes) y amortigua ciertas cosas muy ácidas.
7.- Aunque parezcan inocentes, cuidado también con las zanahorias, los guisantes, la coliflor y las verduras flatulentas, la zanahoria y los guisantes es un poco como las patatas, así que moderadlos y el resto porque impiden evacuar a buen ritmo e hinchan mucho por lo que entorpecen también a los diuréticos.
Os iré dando más consejos, ahora tengo que dejaros que mi peque mi reclama.
Doscientos días a Dieta
Saturday, November 11, 2017
Vuelta a la vida de chica delgada
Tuesday, May 17, 2016
Dieta para engordar !!!!!
A menudo se publican muchas dietas para adelgazar de miles de maneras. Como he dicho, la mayoría de dietas que encontramos por ahí suelen ser bastante ineficientes y algunas hasta peligrosas.
He probado muchas dietas y al final, como os comenté al principio de este blog, me dejé llevar por la técnica del "pico y pala" que es hacer una dieta moderadamente hipocalórica, baja en grasas e hidratos (aunque manteniendo unos mínimos) y con unas sesiones diarias de entrenamiento tanto aeróbico como de pesas.
Ahora, con el embarazo, pensaba que iba a engordar mucho, muchísimo, pero no ha sido así. He llegado al ecuador del embarazo y mi aumento de peso desde el mes de enero han sido un par de kilos.
Así que en la revisión del otro día me preguntaron si comía bien. A ver, como más que nunca, mucho para lo que yo estoy acostumbrada, pero realmente no estoy comiendo lo que tengo que comer para alcanzar los 7 kilos mínimos que deberé engordar al final del embarazo.
Todavía no hay problema, la nena está bien de dimensiones, pero el caso es que me largaron una dieta.
Os tengo que contar que he descubierto recientemente que tengo cálculos en la vesícula y muy grandes además. Así que cuando dé a luz lo más seguro es que poco después me operen.
Pero mientras tanto tengo que evitar el sufrir cólicos en la vesícula, tengo que engordar moderadamente y además, por haber entrado justa en la curva larga de glucosa, hacer una dieta baja en azúcares.
Parece labor harto difícil ingerir 2000kcal al día y evitar grasas e hidratos de carbono simples. Ah, se me olvidaba, y estar todo el día fuera de casa trabajando o con actividades profesionales. Y, encima, tengo prohibido el gimnasio. Mi deporte se limita a pasear y realizar tareas domésticas que no impliquen cargar peso. Creo que cocinar, limpiar la encimera, el baño o poner una colada no me van a ayudar a controlar los niveles de glucosa estables...
En fin, me han largado una serie de hojas a las que yo he introducido una serie de modificaciones para restringir el tema grasas.
También es verdad que me salto la dieta en algunas cosas, como por ejemplo el café. No puedo vivir sin mis dos cafés diarios. Sobre todo porque duermo poquísimo, bien sea por mis obligaciones, bien sea por los temidos ardores de estómago que han hecho su aparición. Y yo que pensaba que me libraba de molestias de ese tipo este embarazo...
Bien, lo primero es aumentar las proteínas pero sin introducir más grasas. Adios los embutidos, aunque los tomaba bien cocinados por lo de la toxoplasmosis, y me daba al jamón de york. Pero este jamón se llama también jamón dulce por algo, y es porque lleva azúcar añadido. Como muchas cosas enlatadas (ver un post antiguo sobre este punto, llamado el azúcar encubierto).
Así que he optado por comprar filetes de pollo, pavo y ternera y los congelo en bolsitas, en cantidades de ración adecuadas.
La ternera la compro de esas que viene en dados para cocinar estilo morcillo que tiene muy poca grasa. La cocino en cazuela rehogando la carne con poca aceite de oliva. Luego le echo tomate natural triturado, cebolla, las verduras, sobre todo zanahorias, puerro, pimiento rojo (que mata el amargor del tomate), y patatas. Hago un estofado bastante magro a la par que sabroso que os recomiendo, ya que se puede congelar luego en raciones.
El pollo lo suelo acompañar de acelgas hervidas y para darle algo de alegría uso una cucharadita de mayonesa light. Lo suyo sería no usar nada, pero ya que como un triste pollo con acelga al menos algo que me dé alegría de vida.
También uso pescado blanco en lomos de ese que viene congelado. Es perfecto para cenas, yo lo hago hasta al microondas con un chorrito de aceite y combinándolo con verduras permitidas como espinacas, espárragos trigueros, etc.
A media mañana que bajo a desayunar con los colegas del trabajo me tomo el primer café del día con leche sin lactosa y un poco de pan con mermelada. Ya sé que la mermelada tiene azúcar, pero el aceite crudo me sienta mal y desconfío del tomate batido de los bares, acordaos que estoy embaraza y cualquier verdura o fruta que no se sepa a ciencia cierta de dónde ha salido o cómo ha sido lavada, hay que descartarla automáticamente.
Así que una consecuencia colateral de este tipo de dietas es que no puedes salir de casa a comer o cenar, es muy complicado encontrar comida que se ajuste a estos parámetros. Excepcionalmente puede que coma alguna hamburguesa sin tomate ni lechuga pero tiene que ser algo realmente que no encuentre otra solución, para unas prisas vaya.
Os seguiré contando cómo va mi evolución. Engordar no significa ponerse ciego de comida basura, todo lo contrario.
He probado muchas dietas y al final, como os comenté al principio de este blog, me dejé llevar por la técnica del "pico y pala" que es hacer una dieta moderadamente hipocalórica, baja en grasas e hidratos (aunque manteniendo unos mínimos) y con unas sesiones diarias de entrenamiento tanto aeróbico como de pesas.
Ahora, con el embarazo, pensaba que iba a engordar mucho, muchísimo, pero no ha sido así. He llegado al ecuador del embarazo y mi aumento de peso desde el mes de enero han sido un par de kilos.
Así que en la revisión del otro día me preguntaron si comía bien. A ver, como más que nunca, mucho para lo que yo estoy acostumbrada, pero realmente no estoy comiendo lo que tengo que comer para alcanzar los 7 kilos mínimos que deberé engordar al final del embarazo.
Todavía no hay problema, la nena está bien de dimensiones, pero el caso es que me largaron una dieta.
Os tengo que contar que he descubierto recientemente que tengo cálculos en la vesícula y muy grandes además. Así que cuando dé a luz lo más seguro es que poco después me operen.
Pero mientras tanto tengo que evitar el sufrir cólicos en la vesícula, tengo que engordar moderadamente y además, por haber entrado justa en la curva larga de glucosa, hacer una dieta baja en azúcares.
Parece labor harto difícil ingerir 2000kcal al día y evitar grasas e hidratos de carbono simples. Ah, se me olvidaba, y estar todo el día fuera de casa trabajando o con actividades profesionales. Y, encima, tengo prohibido el gimnasio. Mi deporte se limita a pasear y realizar tareas domésticas que no impliquen cargar peso. Creo que cocinar, limpiar la encimera, el baño o poner una colada no me van a ayudar a controlar los niveles de glucosa estables...
En fin, me han largado una serie de hojas a las que yo he introducido una serie de modificaciones para restringir el tema grasas.
También es verdad que me salto la dieta en algunas cosas, como por ejemplo el café. No puedo vivir sin mis dos cafés diarios. Sobre todo porque duermo poquísimo, bien sea por mis obligaciones, bien sea por los temidos ardores de estómago que han hecho su aparición. Y yo que pensaba que me libraba de molestias de ese tipo este embarazo...
Bien, lo primero es aumentar las proteínas pero sin introducir más grasas. Adios los embutidos, aunque los tomaba bien cocinados por lo de la toxoplasmosis, y me daba al jamón de york. Pero este jamón se llama también jamón dulce por algo, y es porque lleva azúcar añadido. Como muchas cosas enlatadas (ver un post antiguo sobre este punto, llamado el azúcar encubierto).
Así que he optado por comprar filetes de pollo, pavo y ternera y los congelo en bolsitas, en cantidades de ración adecuadas.
La ternera la compro de esas que viene en dados para cocinar estilo morcillo que tiene muy poca grasa. La cocino en cazuela rehogando la carne con poca aceite de oliva. Luego le echo tomate natural triturado, cebolla, las verduras, sobre todo zanahorias, puerro, pimiento rojo (que mata el amargor del tomate), y patatas. Hago un estofado bastante magro a la par que sabroso que os recomiendo, ya que se puede congelar luego en raciones.
El pollo lo suelo acompañar de acelgas hervidas y para darle algo de alegría uso una cucharadita de mayonesa light. Lo suyo sería no usar nada, pero ya que como un triste pollo con acelga al menos algo que me dé alegría de vida.
También uso pescado blanco en lomos de ese que viene congelado. Es perfecto para cenas, yo lo hago hasta al microondas con un chorrito de aceite y combinándolo con verduras permitidas como espinacas, espárragos trigueros, etc.
A media mañana que bajo a desayunar con los colegas del trabajo me tomo el primer café del día con leche sin lactosa y un poco de pan con mermelada. Ya sé que la mermelada tiene azúcar, pero el aceite crudo me sienta mal y desconfío del tomate batido de los bares, acordaos que estoy embaraza y cualquier verdura o fruta que no se sepa a ciencia cierta de dónde ha salido o cómo ha sido lavada, hay que descartarla automáticamente.
Así que una consecuencia colateral de este tipo de dietas es que no puedes salir de casa a comer o cenar, es muy complicado encontrar comida que se ajuste a estos parámetros. Excepcionalmente puede que coma alguna hamburguesa sin tomate ni lechuga pero tiene que ser algo realmente que no encuentre otra solución, para unas prisas vaya.
Os seguiré contando cómo va mi evolución. Engordar no significa ponerse ciego de comida basura, todo lo contrario.
Saturday, April 23, 2016
Cuidar la vesícula
Hace mucho que no escribo, el motivo es que falleció mi madre. Detalles en mi blog personal. Como no quiero hacer de esto el muro de las lamentaciones sólo advertiré de un problema que puede llegar a ser muy grave.
La vesícula biliar tiene un conducto con el páncreas y otro con el intestino delgado. El conducto con el páncreas se llama ampolla y el conducto con el intestino se llama colédoco.
Cuando las cosas van bien, el páncreas y la vesícula segregan sus jugos y confluyen en el intestino delgado para digerir los alimentos.
Pero puede ocurrir que la vesícula contenga cálculos, los hay de muy diversos tipos, los más comunes son de colesterol que se endurecen.
Mientras los cálculos vivan en la vesícula y no den problemas no hay síntomas. A veces los cálculos crecen o se hacen numerosos e inflaman la vesícula produciendo cólicos biliares.
También puede ocurrir que un cálculo de la vesícula salga de la misma y circule por ahí. Lo más habitual es que se desplacen hasta el intestino delgado. Si esto ocurre y obstruyen el colédoco se produce una enfermedad cuyo síntoma más llamativo es el de producir heces blanquecinas y la piel se torna amarillenta porque sube la bilirrubina. A mi padre le ocurrió esto hace muchos años y tuvieron que hacerle una operación llamada CPRE (el nombre entero es impronunciable) de modo que por sonda gastroscópica le desatascaron el colédoco. Después es aconsejable extirpar la vesícula.
Pero el problema más grave es cuando el cálculo obstruye el conducto con el páncreas. Entonces este último no es capaz de verter sus enzimas en el intestino y se empieza a devorar a sí mismo con sus potentes jugos. Esto es la pancreatitis aguda. Y esta enfermedad cuando se complica y en personas de cierta edad como mi madre pueden ocasionar la muerte.
No es por meter miedo pero a veces tonterías como no cuidarnos bien las digestiones y revisarnos el sistema digestivo pueden ocasionar problemas tan serios como el que os he resumido.
En mi caso ayer me vieron cálculos en la vesícula porque hace unas semanas tuve un cólico renal y ya puestos me hicieron ecografía de todo el abdomen. Esto no quiere decir que vaya a acabar como mi madre (espero que no porque espero una bebita para dentro de cinco meses y rezo por poder llegar a verla criada y en la universidad), pero sí que tengo que poner especial cuidado con la vesícula, visto lo visto y con los antecedentes familares.
¿Y cómo se cuida la vesícula?
En primer lugar no bebiendo alcohol (esto vale también para cuidar el páncreas, el estómago y cualquier órgano en general).
En segundo lugar no tomando grasas saturadas y vigilando los niveles de colesterol (otra vez a vuelta con el tema del colesterol como veis).
En tercer lugar y menos sabido, cuidado con los cítricos, ya que aunque pueden disolver los cálculos también pueden ocasionar que se movilicen antes de disolverse y acaben donde no deben.
En cuarto lugar evitando ciertos alimentos como la leche grasa, los huevos cocidos y en general todos los que provocan digestiones pesadas y que la vesícula trabaje en demasía.
En general, mucha gente con gastritis y reflujo a la que le diagnostican cosas como hernia de hiato o problemas de esófago (como mi madre) en realidad su problema viene de la vesícula, del exceso de bilis y de la digestiones pesadas.
Es muy bueno tomar alimentos ricos en fibra, frutas no ácidas como la manzana, pera, etc y no comer cosas excesivamente verdes o crudas. Mejor las verduras y legumbres en puré que en ensalada.
Y cuidado con comer en demasía, mejor repartir las comidas en varias tomas y asegurarse de una buena digestión. Hay infusiones para mejorar el trabajo de la vesícula pero en mi situación actual de embarazo sólo tomo manzanilla con anís estrellado, qué se le va a hacer. Me han comentado lo bueno que es el diente de león. Tengo infusiones de esas de las estanterías de los supermercados que lo incluyen, la mayoría de las detox son excelentes para limpiar o aliviar la vesícula.
También llamo la atención a las embarazadas porque este estado favorece los problemas digestivos, al ir desplazando el útero los órganos del aparato digestivo.
Así que ya sabéis, cuidar la vesícula es una garantía de vida.
La vesícula biliar tiene un conducto con el páncreas y otro con el intestino delgado. El conducto con el páncreas se llama ampolla y el conducto con el intestino se llama colédoco.
Cuando las cosas van bien, el páncreas y la vesícula segregan sus jugos y confluyen en el intestino delgado para digerir los alimentos.
Pero puede ocurrir que la vesícula contenga cálculos, los hay de muy diversos tipos, los más comunes son de colesterol que se endurecen.
Mientras los cálculos vivan en la vesícula y no den problemas no hay síntomas. A veces los cálculos crecen o se hacen numerosos e inflaman la vesícula produciendo cólicos biliares.
También puede ocurrir que un cálculo de la vesícula salga de la misma y circule por ahí. Lo más habitual es que se desplacen hasta el intestino delgado. Si esto ocurre y obstruyen el colédoco se produce una enfermedad cuyo síntoma más llamativo es el de producir heces blanquecinas y la piel se torna amarillenta porque sube la bilirrubina. A mi padre le ocurrió esto hace muchos años y tuvieron que hacerle una operación llamada CPRE (el nombre entero es impronunciable) de modo que por sonda gastroscópica le desatascaron el colédoco. Después es aconsejable extirpar la vesícula.
Pero el problema más grave es cuando el cálculo obstruye el conducto con el páncreas. Entonces este último no es capaz de verter sus enzimas en el intestino y se empieza a devorar a sí mismo con sus potentes jugos. Esto es la pancreatitis aguda. Y esta enfermedad cuando se complica y en personas de cierta edad como mi madre pueden ocasionar la muerte.
No es por meter miedo pero a veces tonterías como no cuidarnos bien las digestiones y revisarnos el sistema digestivo pueden ocasionar problemas tan serios como el que os he resumido.
En mi caso ayer me vieron cálculos en la vesícula porque hace unas semanas tuve un cólico renal y ya puestos me hicieron ecografía de todo el abdomen. Esto no quiere decir que vaya a acabar como mi madre (espero que no porque espero una bebita para dentro de cinco meses y rezo por poder llegar a verla criada y en la universidad), pero sí que tengo que poner especial cuidado con la vesícula, visto lo visto y con los antecedentes familares.
¿Y cómo se cuida la vesícula?
En primer lugar no bebiendo alcohol (esto vale también para cuidar el páncreas, el estómago y cualquier órgano en general).
En segundo lugar no tomando grasas saturadas y vigilando los niveles de colesterol (otra vez a vuelta con el tema del colesterol como veis).
En tercer lugar y menos sabido, cuidado con los cítricos, ya que aunque pueden disolver los cálculos también pueden ocasionar que se movilicen antes de disolverse y acaben donde no deben.
En cuarto lugar evitando ciertos alimentos como la leche grasa, los huevos cocidos y en general todos los que provocan digestiones pesadas y que la vesícula trabaje en demasía.
En general, mucha gente con gastritis y reflujo a la que le diagnostican cosas como hernia de hiato o problemas de esófago (como mi madre) en realidad su problema viene de la vesícula, del exceso de bilis y de la digestiones pesadas.
Es muy bueno tomar alimentos ricos en fibra, frutas no ácidas como la manzana, pera, etc y no comer cosas excesivamente verdes o crudas. Mejor las verduras y legumbres en puré que en ensalada.
Y cuidado con comer en demasía, mejor repartir las comidas en varias tomas y asegurarse de una buena digestión. Hay infusiones para mejorar el trabajo de la vesícula pero en mi situación actual de embarazo sólo tomo manzanilla con anís estrellado, qué se le va a hacer. Me han comentado lo bueno que es el diente de león. Tengo infusiones de esas de las estanterías de los supermercados que lo incluyen, la mayoría de las detox son excelentes para limpiar o aliviar la vesícula.
También llamo la atención a las embarazadas porque este estado favorece los problemas digestivos, al ir desplazando el útero los órganos del aparato digestivo.
Así que ya sabéis, cuidar la vesícula es una garantía de vida.
Tuesday, March 8, 2016
Engordar por obligación !!!!
Llevo dos semanas de baja por amenaza de aborto. Con reposo casi absoluto y sin poder salir de casa, para volverse loca. Además estoy comiéndome las uñas porque ingresaron a mi madre este fin de semana y todavía no he podido ir a verla.
Esta tarde tengo revisión con el ginecólogo para ver si me dan el alta. Estoy ya de más de diez semanas y me acabo de dar cuenta de que no he engordado ni un kilo ni nada, desde que me quedé embarazada. Y eso que estas semanas en casa pensaba que me iba a poner como una vaca.
Barriguilla tengo pero es normal, es lo que se espera de mi estado de gestación, pero la báscula ahora que tengo que empezar a engordar por una buena causa parece que me vuelve a hacer burlas.
He hecho mis cinco comidas al día, no tengo muchas náuseas y no he vomitado ni una sola vez, que podría justificar mi nula subida de peso, pero empieza a preocuparme que, comiendo según las pautas, ahora no engordo ni un gramo.
Estoy comiendo el triple que cuando estaba a dieta y no engordo nada, esto del embarazo es un misterio tremendo.
¿Es el metabolismo o que hace meses que no cato un gintonic, un buen fuet o una ración de patatas al infierno? ¿Tanto me engordaban las tapitas de los bares?
Mi plan de alimentación ahora (por si hay alguna embarazada por ahí) es el siguiente:
Ahora que estoy en casa desayuno un café americano cortado con cereales de chocolate de esos sin gluten integrales. Azúcar llevan, por eso no le echo nada más al bol.
A media mañana pico una manzana o unos encurtidos (pepinillos en vinagre para prevenir las náuseas).
Como un buen plato de legumbres o bien un puré de verdura y un filete de pollo o similar.
Meriendo un chocolate con pastas de té y un kiwi.
Ceno puré de verdura, tortilla de patata, calamares, pescado con verduritas, etc. Y una manzana o kiwi.
Antes de irme a dormir me como un yogurt de esos con caramelo, chocolate o cualquier cosa que me consuele de los dos pinchazos que me tengo que poner antes de irme a dormir.
Duermo siete horas más o menos.
No sé cuántas calorías tomo, calculo que unas dos mil, quinientas más que en mi vida normal y mil más que cuando he estado a dieta muy estricta.
En fin, a ver si después del embarazo me voy a quedar como una sílfide.
Esta tarde tengo revisión con el ginecólogo para ver si me dan el alta. Estoy ya de más de diez semanas y me acabo de dar cuenta de que no he engordado ni un kilo ni nada, desde que me quedé embarazada. Y eso que estas semanas en casa pensaba que me iba a poner como una vaca.
Barriguilla tengo pero es normal, es lo que se espera de mi estado de gestación, pero la báscula ahora que tengo que empezar a engordar por una buena causa parece que me vuelve a hacer burlas.
He hecho mis cinco comidas al día, no tengo muchas náuseas y no he vomitado ni una sola vez, que podría justificar mi nula subida de peso, pero empieza a preocuparme que, comiendo según las pautas, ahora no engordo ni un gramo.
Estoy comiendo el triple que cuando estaba a dieta y no engordo nada, esto del embarazo es un misterio tremendo.
¿Es el metabolismo o que hace meses que no cato un gintonic, un buen fuet o una ración de patatas al infierno? ¿Tanto me engordaban las tapitas de los bares?
Mi plan de alimentación ahora (por si hay alguna embarazada por ahí) es el siguiente:
Ahora que estoy en casa desayuno un café americano cortado con cereales de chocolate de esos sin gluten integrales. Azúcar llevan, por eso no le echo nada más al bol.
A media mañana pico una manzana o unos encurtidos (pepinillos en vinagre para prevenir las náuseas).
Como un buen plato de legumbres o bien un puré de verdura y un filete de pollo o similar.
Meriendo un chocolate con pastas de té y un kiwi.
Ceno puré de verdura, tortilla de patata, calamares, pescado con verduritas, etc. Y una manzana o kiwi.
Antes de irme a dormir me como un yogurt de esos con caramelo, chocolate o cualquier cosa que me consuele de los dos pinchazos que me tengo que poner antes de irme a dormir.
Duermo siete horas más o menos.
No sé cuántas calorías tomo, calculo que unas dos mil, quinientas más que en mi vida normal y mil más que cuando he estado a dieta muy estricta.
En fin, a ver si después del embarazo me voy a quedar como una sílfide.
Tuesday, February 16, 2016
El azúcar y el embarazo
Bueno, no voy a contar mis desventuras con el embarazo en sí porque eso lo cuento ya en otro blog personal que tengo. En líneas generales va todo bien, aunque parece que llevaba mellizos y uno se malogró, esto como resumen.
Una de las cosas que me han quitado ahora que ya estoy en la semana 8 es la metformina, porque no es muy segura. Previo a quitármela me pidieron una analítica y, para mi sorpresa, ahora tengo bien el azúcar basal aunque pronto me pedirá la temida curva, test de O'Sullivan para los más duchos en temas de diabetes y control de azúcar gestacional.
Resulta que tengo un horario de trabajo continuado, de modo que, desde las 7 que salgo de casa hasta las 4 y pico de la tarde sólo hago un break de 20 minutos como mucho y aprovecho para tomar un buen desayuno (café con leche y una tostada).
Pero el problema es que me tiro muchas horas sin tomar nada. A partir de ahora me saltaré la normativa y picaré algo entre las 11 y las 15:30 para no llegar a comer a casa con ansia viva.
¿Qué se puede comer así de picoteo que sea limpio, sano y no tenga un índice glicémico alto? Bueno, barritas de esas de cereales. Sé que llevan azúcar, pero al menos llevan algo que no sea chocolate puro sin más.
También frutos secos y unos tentempiés de dieta que son como posavasos (bueno, son galletas de arroz de esas de una conocida marca de productos para estar delgada). He mirado no sea que lleve aditivos prohibidos en el embarazo (sí, amigos, hay cosas que no son muy aconsejables cuando llevas un pequeñín dentro tales como edulcorantes artificiales, glutamato, aditivos de nombres raros y peor aspecto...).
La norma que tengo es no tomar cosas con sabores fuertes porque seguro que llevan aditivos para conseguir que sepan a algo que jamás entré en su composición, como esos aperitivos con sabor a jamón y aspecto de corchopán.
Otra cosa que me encanta son los plátanos pero tengo que tener cuidado o me pondré toda pringosa. Intento que no estén ni muy verdes ni muy maduros, a ver si consigo comprar algo que no sea una banana dura e insípida, ya os iré contando.
Lo suyo sería comer manzanas, pero tienen dos problemas: Uno que hay que pelarlas cuando estás embarazada, eso o lavarla con ese producto que es como la lejía. Y dos, que no puedo comerlas a mordiscos porque llevo retenciones de brackets y no quiero que salten los hierritos por los aires o tragármelo de un bocado que es peor.
Otra cosa que he notado es que el embarazo te altera todo ,las hormonas, la grasa de la cara, el pelo, los análisis de sangre y hasta el humor.
A mí me pone de buen humor, excepto cuando voy a una revisión y me dicen que tengo un mellizo fantasma o puede ser un hematoma o vete tú a saber qué es... Me entra un agobio que para qué os cuento... Pero esto en el otro blog, me explayo. Aquí sólo quiero que sepáis que, si estáis embarazadas, tenéis que controlar el azúcar en sangre. Poco y constante. Mejor legumbres, frutos secos y fuera las cosas demasiado dulces que no aportan más que calorías vacías.
Aún así y todo confieso que por las noches, después de mi tanda de inyecciones me tomo un yogurt con sabor a chocolate (pero de esos que son de dieta ).
Os iré contando, tengo la impresión de que este niño me chupa todas las calorías, casi voy a estar de dos meses y ni un gramo he cogido. A ver si llevo dos años matándome para perder diez kilos y ahora me van a regañar para que los coja, estaría bueno...
Una de las cosas que me han quitado ahora que ya estoy en la semana 8 es la metformina, porque no es muy segura. Previo a quitármela me pidieron una analítica y, para mi sorpresa, ahora tengo bien el azúcar basal aunque pronto me pedirá la temida curva, test de O'Sullivan para los más duchos en temas de diabetes y control de azúcar gestacional.
Resulta que tengo un horario de trabajo continuado, de modo que, desde las 7 que salgo de casa hasta las 4 y pico de la tarde sólo hago un break de 20 minutos como mucho y aprovecho para tomar un buen desayuno (café con leche y una tostada).
Pero el problema es que me tiro muchas horas sin tomar nada. A partir de ahora me saltaré la normativa y picaré algo entre las 11 y las 15:30 para no llegar a comer a casa con ansia viva.
¿Qué se puede comer así de picoteo que sea limpio, sano y no tenga un índice glicémico alto? Bueno, barritas de esas de cereales. Sé que llevan azúcar, pero al menos llevan algo que no sea chocolate puro sin más.
También frutos secos y unos tentempiés de dieta que son como posavasos (bueno, son galletas de arroz de esas de una conocida marca de productos para estar delgada). He mirado no sea que lleve aditivos prohibidos en el embarazo (sí, amigos, hay cosas que no son muy aconsejables cuando llevas un pequeñín dentro tales como edulcorantes artificiales, glutamato, aditivos de nombres raros y peor aspecto...).
La norma que tengo es no tomar cosas con sabores fuertes porque seguro que llevan aditivos para conseguir que sepan a algo que jamás entré en su composición, como esos aperitivos con sabor a jamón y aspecto de corchopán.
Otra cosa que me encanta son los plátanos pero tengo que tener cuidado o me pondré toda pringosa. Intento que no estén ni muy verdes ni muy maduros, a ver si consigo comprar algo que no sea una banana dura e insípida, ya os iré contando.
Lo suyo sería comer manzanas, pero tienen dos problemas: Uno que hay que pelarlas cuando estás embarazada, eso o lavarla con ese producto que es como la lejía. Y dos, que no puedo comerlas a mordiscos porque llevo retenciones de brackets y no quiero que salten los hierritos por los aires o tragármelo de un bocado que es peor.
Otra cosa que he notado es que el embarazo te altera todo ,las hormonas, la grasa de la cara, el pelo, los análisis de sangre y hasta el humor.
A mí me pone de buen humor, excepto cuando voy a una revisión y me dicen que tengo un mellizo fantasma o puede ser un hematoma o vete tú a saber qué es... Me entra un agobio que para qué os cuento... Pero esto en el otro blog, me explayo. Aquí sólo quiero que sepáis que, si estáis embarazadas, tenéis que controlar el azúcar en sangre. Poco y constante. Mejor legumbres, frutos secos y fuera las cosas demasiado dulces que no aportan más que calorías vacías.
Aún así y todo confieso que por las noches, después de mi tanda de inyecciones me tomo un yogurt con sabor a chocolate (pero de esos que son de dieta ).
Os iré contando, tengo la impresión de que este niño me chupa todas las calorías, casi voy a estar de dos meses y ni un gramo he cogido. A ver si llevo dos años matándome para perder diez kilos y ahora me van a regañar para que los coja, estaría bueno...
Thursday, February 4, 2016
Dieta en el embarazo
Y.... Tachán, estoy embarazada. De muy poquito pero ya se ha confirmado en la ecografía.
Y ahora, esto, ¿qué significa en términos de dieta?
Lo primero es que tengo terminantemente prohibido hacer dieta para adelgazar, si bien es la primera vez que he adelgazado casi dos kilos haciendo un ciclo de invitro. Se ve que el metabolismo se ha acelerado un poquito.
Pero, por otra parte, tengo prohibido engordar hasta que pasen al menos tres meses. Y en total me han dicho que no más de 8k porque ya he arrancado el embarazo con algo de sobrepeso. Por si alguna está en mi situación, resulta que si una mujer está francamente delgada, se le permite engordar hasta 18k con un embarazo, pero si por contra, está obesa, apenas engordará poco más de cinco kilos en total.
Esto significa que, si antes hacer dieta sana era una opción personal, ahora es una obligación para conseguir tener un bebé sano.
Para empezar, estés regordeta o magra cual jilguero, hay muchas cosas prohibidas durante el embarazo. Para empezar carnes y pescados crudos, patés y demás cosas que no estén bien cocinadas. Esto hace que automáticamente estén excluidos de la dieta el jamón, el chorizo, el salchichón, el paté, el sushi, los boquerones en vinagre, el salmón ahumado y muchas cosas de este mismo estilo.
Pero además está el riesgo de listeria por comer verduras o frutas mal lavadas o quesos no pasteurizados. Así que además de lo de arriba sobre embutidos y demás, hay que evitar comer fuera de casa este tipo de comidas dudosas. Al final lo que ocurre es que sólo puedes tomar de tapa una tortilla de patatas (y cuidado con el huevo) o una sepia a la plancha. Al final adelgazas pero por no poder comer nada de nada de lo que ponen por ahí que solía comer antes.
A esto se le une el tema de las prohibiciones típicas: Nada de alcohol, poquito café, cuidado con la sal y dulces, comida basura, etc. cuanta menos mejor.
Para rematar, mi amigo el picante lejos porque el estómago se me está empezando a revolver. Así que nada con picante, nada con burbujas, nada de nada de nada de nada.... :D así creo que me será fácil seguir una dieta razonable, con tanta prohibición como legumbres, filetitos, lomitos de pescado (y cuidado con algunos pescados que tienen mercurio...).
Os iré poniendo al día de mis progresos. Mi objetivo ahora mismo es controlar que no coja ningún kilo hasta después de la semana doce. Se acabaron las tapitas, los desayunos con churros, los dulces y los refritos...
Y ahora, esto, ¿qué significa en términos de dieta?
Lo primero es que tengo terminantemente prohibido hacer dieta para adelgazar, si bien es la primera vez que he adelgazado casi dos kilos haciendo un ciclo de invitro. Se ve que el metabolismo se ha acelerado un poquito.
Pero, por otra parte, tengo prohibido engordar hasta que pasen al menos tres meses. Y en total me han dicho que no más de 8k porque ya he arrancado el embarazo con algo de sobrepeso. Por si alguna está en mi situación, resulta que si una mujer está francamente delgada, se le permite engordar hasta 18k con un embarazo, pero si por contra, está obesa, apenas engordará poco más de cinco kilos en total.
Esto significa que, si antes hacer dieta sana era una opción personal, ahora es una obligación para conseguir tener un bebé sano.
Para empezar, estés regordeta o magra cual jilguero, hay muchas cosas prohibidas durante el embarazo. Para empezar carnes y pescados crudos, patés y demás cosas que no estén bien cocinadas. Esto hace que automáticamente estén excluidos de la dieta el jamón, el chorizo, el salchichón, el paté, el sushi, los boquerones en vinagre, el salmón ahumado y muchas cosas de este mismo estilo.
Pero además está el riesgo de listeria por comer verduras o frutas mal lavadas o quesos no pasteurizados. Así que además de lo de arriba sobre embutidos y demás, hay que evitar comer fuera de casa este tipo de comidas dudosas. Al final lo que ocurre es que sólo puedes tomar de tapa una tortilla de patatas (y cuidado con el huevo) o una sepia a la plancha. Al final adelgazas pero por no poder comer nada de nada de lo que ponen por ahí que solía comer antes.
A esto se le une el tema de las prohibiciones típicas: Nada de alcohol, poquito café, cuidado con la sal y dulces, comida basura, etc. cuanta menos mejor.
Para rematar, mi amigo el picante lejos porque el estómago se me está empezando a revolver. Así que nada con picante, nada con burbujas, nada de nada de nada de nada.... :D así creo que me será fácil seguir una dieta razonable, con tanta prohibición como legumbres, filetitos, lomitos de pescado (y cuidado con algunos pescados que tienen mercurio...).
Os iré poniendo al día de mis progresos. Mi objetivo ahora mismo es controlar que no coja ningún kilo hasta después de la semana doce. Se acabaron las tapitas, los desayunos con churros, los dulces y los refritos...
Monday, January 18, 2016
Cuidarse en período de invitro
No os he abandonado. Diciembre fue un mes muy complicado. Y, para qué decirlo, de abandono de la dieta por varios temas, no sólo por las Navidades y el acumulo de calorías quieras o no, debido a los compromisos con amigos y familiares.
Hay que reconocer que la presión de familiares y amigos en Navidades es capaz de echar al traste a la más disciplinada de las dietas.
Pero, en mi caso, hay que sumar mis continuas revisiones de úteros que suponen cuando menos un parón de varios días en mi rutina de gimnasio.
Aún así, engordé menos de lo que se estima normal en Navidades, que viene a ser entre 3 y 5 kilos. En mi caso fueron apenas dos kilos. Pero llegó un momento en que me encontré en el mismo punto que en el mes de agosto, como Sísifo, tenía que volver a empezar de nuevo.
Pero entonces mis médicos de fertilidad determinaron que ya estaba lista para intentar una nueva invitro (la última fue en mayo del año pasado).
Así que apuré los últimos días de gimnasio y me resigné a engordar unos cuantos kilos más.
Pero en este caso, he podido comprobar que es posible hacer una pequeña dieta mientras esperas a que los embriones cuajen.
También es cierto que esta vez han usado otro tipo de hormonas, entre ellas la HSG u hormona del embarazo para preparar el útero debidamente.
Hay una moda actualmente de adelgazar a base de chute de esta hormona. Yo misma he podido comprobar que desde que me la pinché hace diez días he bajado dos kilos. Sí, como lo digo, he bajado dos kilos.
También debo decir que me han sugerido seguir una disciplina alimenticia que no dieta en sí, pero que incluye no comer embutidos como el jamón serrano, chorizo, etc (o sea crudos o grasos), debo comer fruta sólo por la mañana, eliminar los dulces, etc.
Estando estos días en casa de reposo me es más o menos fácil organizarme para comer sano, pero temo ya la rutina laboral. Los madrugones no son amigos de mantener bien el hambre a raya, y lo que se puede picotear en la cantina de una oficina no es precisamente muy sano. Estoy intentando organizarme para poder traerme cosas de casa, pero en muchos bares esto está prohibido, y también es cierto que parecer "la rarita" de la oficina hace que mucha gente no siga bien las dietas. Las dinámicas laborales con escasas pausas y el ir todos en tropel a por la droga estrella que es el café no ayuda nada a mantener la figura.
He empezado a restringir el café. Creo que hay una perversa asociación entre café y azúcar, de modo que cuanto más café tomas, más dulce ingieres para quitarle ese sabor amargo. Así que me he comprado sobrecitos de té rojo para la tarde que suelo estar en casa. Así por lo menos me voy quitando cafés de encima. Si al final me quedo embarazada tendré que restringir la dosis a sólo uno al día, así que deberé planificar todo bien.
Enero es el mes de las dietas por excelencia. No hay compromisos navideños ni dinero y quizás pocas ganas de irse ya de juerga. Quizás el estómago y el hígado han quedado delicados.
Es el momento de iniciar dietas de desintoxicación en primer lugar y luego la que nos convenga más a cada uno según los problemas y objetivos que tenemos.
El frío hace que nos sintamos más marmotas pero hay que hacer un esfuerzo por salir a pasear aunque sea abrigados cual muñeco de nieve. E, incluso en casa, hay actividades que queman algo de esas calorías de más acumuladas como son ordenar armarios, limpiar, etc.
Yo os propongo bailar en casa. No se pasa frío y luego una duchita y a comer un buen guiso caliente.
Hablando de guisos calientes, os diría que no temás a los potajes y legumbres. Eso sí, moderad el tema de embutidos que les echáis o tendrán pocos beneficios. Aún así, creo que unas lentejas bien hechas no deben temerse. Debe temerse a esa bollería industrial, embutidos insanos, etc que comemos.
Otra cosa que estoy haciendo estos días es preparar mermelada de limón con los limones del limonero del jardín de mi edificio. Esos limones que no quería nadie se han convertido en compota. Lleva azúcar, que duda cabe, pero mejor es desayunar tostadas con mermelada de limón casera que no unos churros o una napolitana.
En fin, mi consejo es que cada uno debe reflexionar sobre su estilo de vida y marcarse objetivos aunque luego haya que replanificar. El mero hecho de plantearse unas acciones y seguirlas es beneficioso para la salud aunque luego hayan imprevistos y meses malos. A veces pienso que si no me hubiese marcado cierta disciplina, en vez de sobrarme 7 kilos como me sobran ahora me sobrarían 30. Ya sé que no es consuelo, pero como reza un dicho: Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Hay que reconocer que la presión de familiares y amigos en Navidades es capaz de echar al traste a la más disciplinada de las dietas.
Pero, en mi caso, hay que sumar mis continuas revisiones de úteros que suponen cuando menos un parón de varios días en mi rutina de gimnasio.
Aún así, engordé menos de lo que se estima normal en Navidades, que viene a ser entre 3 y 5 kilos. En mi caso fueron apenas dos kilos. Pero llegó un momento en que me encontré en el mismo punto que en el mes de agosto, como Sísifo, tenía que volver a empezar de nuevo.
Pero entonces mis médicos de fertilidad determinaron que ya estaba lista para intentar una nueva invitro (la última fue en mayo del año pasado).
Así que apuré los últimos días de gimnasio y me resigné a engordar unos cuantos kilos más.
Pero en este caso, he podido comprobar que es posible hacer una pequeña dieta mientras esperas a que los embriones cuajen.
También es cierto que esta vez han usado otro tipo de hormonas, entre ellas la HSG u hormona del embarazo para preparar el útero debidamente.
Hay una moda actualmente de adelgazar a base de chute de esta hormona. Yo misma he podido comprobar que desde que me la pinché hace diez días he bajado dos kilos. Sí, como lo digo, he bajado dos kilos.
También debo decir que me han sugerido seguir una disciplina alimenticia que no dieta en sí, pero que incluye no comer embutidos como el jamón serrano, chorizo, etc (o sea crudos o grasos), debo comer fruta sólo por la mañana, eliminar los dulces, etc.
Estando estos días en casa de reposo me es más o menos fácil organizarme para comer sano, pero temo ya la rutina laboral. Los madrugones no son amigos de mantener bien el hambre a raya, y lo que se puede picotear en la cantina de una oficina no es precisamente muy sano. Estoy intentando organizarme para poder traerme cosas de casa, pero en muchos bares esto está prohibido, y también es cierto que parecer "la rarita" de la oficina hace que mucha gente no siga bien las dietas. Las dinámicas laborales con escasas pausas y el ir todos en tropel a por la droga estrella que es el café no ayuda nada a mantener la figura.
He empezado a restringir el café. Creo que hay una perversa asociación entre café y azúcar, de modo que cuanto más café tomas, más dulce ingieres para quitarle ese sabor amargo. Así que me he comprado sobrecitos de té rojo para la tarde que suelo estar en casa. Así por lo menos me voy quitando cafés de encima. Si al final me quedo embarazada tendré que restringir la dosis a sólo uno al día, así que deberé planificar todo bien.
Enero es el mes de las dietas por excelencia. No hay compromisos navideños ni dinero y quizás pocas ganas de irse ya de juerga. Quizás el estómago y el hígado han quedado delicados.
Es el momento de iniciar dietas de desintoxicación en primer lugar y luego la que nos convenga más a cada uno según los problemas y objetivos que tenemos.
El frío hace que nos sintamos más marmotas pero hay que hacer un esfuerzo por salir a pasear aunque sea abrigados cual muñeco de nieve. E, incluso en casa, hay actividades que queman algo de esas calorías de más acumuladas como son ordenar armarios, limpiar, etc.
Yo os propongo bailar en casa. No se pasa frío y luego una duchita y a comer un buen guiso caliente.
Hablando de guisos calientes, os diría que no temás a los potajes y legumbres. Eso sí, moderad el tema de embutidos que les echáis o tendrán pocos beneficios. Aún así, creo que unas lentejas bien hechas no deben temerse. Debe temerse a esa bollería industrial, embutidos insanos, etc que comemos.
Otra cosa que estoy haciendo estos días es preparar mermelada de limón con los limones del limonero del jardín de mi edificio. Esos limones que no quería nadie se han convertido en compota. Lleva azúcar, que duda cabe, pero mejor es desayunar tostadas con mermelada de limón casera que no unos churros o una napolitana.
En fin, mi consejo es que cada uno debe reflexionar sobre su estilo de vida y marcarse objetivos aunque luego haya que replanificar. El mero hecho de plantearse unas acciones y seguirlas es beneficioso para la salud aunque luego hayan imprevistos y meses malos. A veces pienso que si no me hubiese marcado cierta disciplina, en vez de sobrarme 7 kilos como me sobran ahora me sobrarían 30. Ya sé que no es consuelo, pero como reza un dicho: Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Subscribe to:
Posts (Atom)