Llevo dos semanas de baja por amenaza de aborto. Con reposo casi absoluto y sin poder salir de casa, para volverse loca. Además estoy comiéndome las uñas porque ingresaron a mi madre este fin de semana y todavía no he podido ir a verla.
Esta tarde tengo revisión con el ginecólogo para ver si me dan el alta. Estoy ya de más de diez semanas y me acabo de dar cuenta de que no he engordado ni un kilo ni nada, desde que me quedé embarazada. Y eso que estas semanas en casa pensaba que me iba a poner como una vaca.
Barriguilla tengo pero es normal, es lo que se espera de mi estado de gestación, pero la báscula ahora que tengo que empezar a engordar por una buena causa parece que me vuelve a hacer burlas.
He hecho mis cinco comidas al día, no tengo muchas náuseas y no he vomitado ni una sola vez, que podría justificar mi nula subida de peso, pero empieza a preocuparme que, comiendo según las pautas, ahora no engordo ni un gramo.
Estoy comiendo el triple que cuando estaba a dieta y no engordo nada, esto del embarazo es un misterio tremendo.
¿Es el metabolismo o que hace meses que no cato un gintonic, un buen fuet o una ración de patatas al infierno? ¿Tanto me engordaban las tapitas de los bares?
Mi plan de alimentación ahora (por si hay alguna embarazada por ahí) es el siguiente:
Ahora que estoy en casa desayuno un café americano cortado con cereales de chocolate de esos sin gluten integrales. Azúcar llevan, por eso no le echo nada más al bol.
A media mañana pico una manzana o unos encurtidos (pepinillos en vinagre para prevenir las náuseas).
Como un buen plato de legumbres o bien un puré de verdura y un filete de pollo o similar.
Meriendo un chocolate con pastas de té y un kiwi.
Ceno puré de verdura, tortilla de patata, calamares, pescado con verduritas, etc. Y una manzana o kiwi.
Antes de irme a dormir me como un yogurt de esos con caramelo, chocolate o cualquier cosa que me consuele de los dos pinchazos que me tengo que poner antes de irme a dormir.
Duermo siete horas más o menos.
No sé cuántas calorías tomo, calculo que unas dos mil, quinientas más que en mi vida normal y mil más que cuando he estado a dieta muy estricta.
En fin, a ver si después del embarazo me voy a quedar como una sílfide.
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