Monday, January 18, 2016

Cuidarse en período de invitro

No os he abandonado. Diciembre fue un mes muy complicado. Y, para qué decirlo, de abandono de la dieta por varios temas, no sólo por las Navidades y el acumulo de calorías quieras o no, debido a los compromisos con amigos y familiares.

Hay que reconocer que la presión de familiares y amigos en Navidades es capaz de echar al traste a la más disciplinada de las dietas.

Pero, en mi caso, hay que sumar mis continuas revisiones de úteros que suponen cuando menos un parón de varios días en mi rutina de gimnasio.

Aún así, engordé menos de lo que se estima normal en Navidades, que viene a ser entre 3 y 5 kilos. En mi caso fueron apenas dos kilos. Pero llegó un momento en que me encontré en el mismo punto que en el mes de agosto, como Sísifo, tenía que volver a empezar de nuevo.

Pero entonces mis médicos de fertilidad determinaron que ya estaba lista para intentar una nueva invitro (la última fue en mayo del año pasado).

Así que apuré los últimos días de gimnasio y me resigné a engordar unos cuantos kilos más.

Pero en este caso, he podido comprobar que es posible hacer una pequeña dieta mientras esperas a que los embriones cuajen.

También es cierto que esta vez han usado otro tipo de hormonas, entre ellas la HSG u hormona del embarazo para preparar el útero debidamente.

Hay una moda actualmente de adelgazar a base de chute de esta hormona. Yo misma he podido comprobar que desde que me la pinché hace diez días he bajado dos kilos. Sí, como lo digo, he bajado dos kilos.

También debo decir que me han sugerido seguir una disciplina alimenticia que no dieta en sí, pero que incluye no comer embutidos como el jamón serrano, chorizo, etc (o sea crudos o grasos), debo comer fruta sólo por la mañana, eliminar los dulces, etc.

Estando estos días en casa de reposo me es más o menos fácil organizarme para comer sano, pero temo ya la rutina laboral. Los madrugones no son amigos de mantener bien el hambre a raya, y lo que se puede picotear en la cantina de una oficina no es precisamente muy sano. Estoy intentando organizarme para poder traerme cosas de casa, pero en muchos bares esto está prohibido, y también es cierto que parecer "la rarita" de la oficina hace que mucha gente no siga bien las dietas. Las dinámicas laborales con escasas pausas y el ir todos en tropel a por la droga estrella que es el café no ayuda nada a mantener la figura.

He empezado a restringir el café. Creo que hay una perversa asociación entre café y azúcar, de modo que cuanto más café tomas, más dulce ingieres para quitarle ese sabor amargo. Así que me he comprado sobrecitos de té rojo para la tarde que suelo estar en casa. Así por lo menos me voy quitando cafés de encima. Si al final me quedo embarazada tendré que restringir la dosis a sólo uno al día, así que deberé planificar todo bien.

Enero es el mes de las dietas por excelencia. No hay compromisos navideños ni dinero y quizás pocas ganas de irse ya de juerga. Quizás el estómago y el hígado han quedado delicados.

Es el momento de iniciar dietas de desintoxicación en primer lugar y luego la que nos convenga más a cada uno según los problemas y objetivos que tenemos.

El frío hace que nos sintamos más marmotas pero hay que hacer un esfuerzo por salir a pasear aunque sea abrigados cual muñeco de nieve. E, incluso en casa, hay actividades que queman algo de esas calorías de más acumuladas como son ordenar armarios, limpiar, etc.

Yo os propongo bailar en casa. No se pasa frío y luego una duchita y a comer un buen guiso caliente.

Hablando de guisos calientes, os diría que no temás a los potajes y legumbres. Eso sí, moderad el tema de embutidos que les echáis o tendrán pocos beneficios. Aún así, creo que unas lentejas bien hechas no deben temerse. Debe temerse a esa bollería industrial, embutidos insanos, etc que comemos.

Otra cosa que estoy haciendo estos días es preparar mermelada de limón con los limones del limonero del jardín de mi edificio. Esos limones que no quería nadie se han convertido en compota. Lleva azúcar, que duda cabe, pero mejor es desayunar tostadas con mermelada de limón casera que no unos churros o una napolitana.

En fin, mi consejo es que cada uno debe reflexionar sobre su estilo de vida y marcarse objetivos aunque luego haya que replanificar. El mero hecho de plantearse unas acciones y seguirlas es beneficioso para la salud aunque luego hayan imprevistos y meses malos. A veces pienso que si no me hubiese marcado cierta disciplina, en vez de sobrarme 7 kilos como me sobran ahora me sobrarían 30. Ya sé que no es consuelo, pero como reza un dicho: Lo perfecto es enemigo de lo bueno.

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